El Musée d’Art Ancien o Museo de Arte Antiguo de Bruselas se encuentra situado en la rue de la Régence, 3, y es prácticamente vecino con el Museo de Arte Moderno, con el cual supone un claro contraste entre el arte realizado en el siglo XX y el anterior, que es el que ocupa las salas del Museo de Arte Antiguo.

Ambos museos están comunicados por un paso subterráneo, y ambos poseen un atractiva programación cultural que es interesante consultar durante los días de visita en la ciudad, ya que así tal vez se celebre algún evento de interés en forma de concierto o exposiciones temporales.

El edificio del Museo de Arte Antiguo

La colección de cuadros y esculturas que atesora este museo ya es de lo más sugerente, pero ocurre lo mismo con el edificio que alberga la muestra. Se trata de un edificio construido a finales del siglo XIX, pero que en la actualidad está completamente modernizado para que la visita por sus salas sea de lo más placentera, y en la que se ha tenido muy en cuenta al público con discapacidades móviles para que también puedan disfrutar del arte.

La colección de arte

Y es que el repertorio de obras maestras que guarda este museo es de enorme valía y belleza. Y desde luego que hay un importante protagonismo del arte belga, y en general flamenco, ya que aquí están representados artistas de la talla de Rogier van der Weyden, el Bosco, Dirk Bouts o Hans Memling, todos ellos representantes de la pintura que en el norte de Europa dio paso de las formas góticas a las renacentistas. Un camino que llevó al arte de Brueghel, cuya producción artística está presente aquí en un altísimo porcentaje.

También está presente otro artista belga de renombre internacional como es Pieter Paulus Rubens, del cual se exponen dos grandes obras: La subida al Calvario y El martirio de san Lievin.

Pero no solo hay cuadros surgidos de artistas belgas, también hay obras del italiano Tintoretto, el francés Eugene Delacroix o el holandés Rembrandt. Y aún más, la colección del Museo de Arte Antiguo también destaca por sus obras escultóricas, donde llama la atención el portentoso arte de Rodin.

Y en cuanto a esculturas, una de las zonas más atractivas de toda la instalación museística es su jardín. Allí se exponen figuras de diferentes periodos, y la atmósfera que genera la combinación entre naturaleza y arte es una de las experiencias más gratificantes de la vista a este museo.

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Escrito por Armando Cerra