La Fuente Mágica es la parte central de un grupo de cascadas y estanques del eje María Cristina. Es una fuente de dimensiones extraordinaria y que no deja indiferente a nadie con sus juegos de agua y luz y con los sonidos de música clásica que emanan de ella. Cada segundo brotan 2.600 litros de agua en tres estanques y cuenta con un sistema de recirculación de agua.

La Fuente Mágica que está rodeada de las tres cascadas superiores y recogen el agua del subsuelo por una conexión de agua freática que procede de la montaña de Montjuic.

Historia de la Fuente Mágica

Esta espectacular fuente se construyó en 1929 con motivo de la Exposición Universal que se celebró en Barcelona y el diseñador de este fascinante monumento fue Carlos Buigas. Para ello eligió el lugar donde una vez estuvieron en pie las Cuatro Columnas de Josep Puig i Cadafalch y que fueron derribadas en 1928.  Buigas consiguió obtener 30 juegos de agua con distintos colores. En 1980 se incorporó la música a la Fuente Mágica poniendo así el broche final a una de las más espectaculares fuentes de Barcelona. En 1992 y debido a los Juegos Olímpicos se restauró sin apenas cambiar la estructura de la misma.

Fueron necesarios más de 3.000 personas trabajando durante un año para que el 19 de mayo de 1929 pudiera ser inaugurada la Fuente Mágica y brillar con luz propia durante la Exposición.

Magia para los sentidos

La denominación de Fuente Mágica debe su nombre a los sentimientos que emanan al visitar esta maravilla. La combinación perfecta de luz, de color, de movimiento y la música clásica convierten el momento en pura magia para los sentidos. Visitarla al anochecer es uno de los mejores momentos para descansar el alma y el cuerpo después de un duro día. Como nota anecdótica explicar que la fuente fue elegida como uno de los escenarios de los MTV Europe Music Awards en 2002, y fue en este escenario donde estuvo Bon Jovi entre muchos otros artistas nacionales e internacionales. Sin duda, un sitio para visitar en la ciudad condal.

photo credit: chilangoco via photopin cc

Escrito por Lidia Roselló