El Museo Nacional del Bargello situado en Via del Proconsolo es un museo íntegramente dedicado al arte de la escultura. El edificio en sí mismo ya es una obra de arte al ubicarse en el interior de un palacio medieval con una apariencia de fortaleza inexpugnable, cuyas estancias fueron durante siglos la sede del Jefe de Policía, el Barghello, de ahí su nombre. Sin embargo, desde mediados del siglo XIX se transformó en el museo actual.

Hay otros museos más visitados en Florencia, como la Galería de los Uffizi o la Galería Palatina del Palacio Pitti, sin embargo el encanto que posee el Bargello es sumamente singular, y no se trata de un lugar tan masificado como los anteriores, por lo que la visita suele ser de lo más placentera para los amantes del arte en general, y de la escultura en particular.

Un museo de escultura

El recorrido comienza en el mismo vestíbulo del museo, donde ya se observan interesantes escudos heráldicos y parte del armamento que poseyó la familia Medicis. Y desde ese vestíbulo, los visitantes ya se adentran en el patio. Un patio de formas irregulares donde se suceden las obras escultóricas medievales, renacentistas, manieristas y barrocas, todas ellas dispuestas con un criterio escenográfico que hace que la contemplación del conjunto sea muy sugerente, para posteriormente poderse ir deteniendo en las obras que más atraigan la atención de cada persona.

Se podría decir que este patio es una especie de aperitivo de lo que luego se disfruta en las diferentes estancias del palacio, ahora reconvertidas en salas de exposiciones. En ellas se suceden obras de Nicolá y Giovanni Pisano, del gran Miguel Ángel Buonarrotti  y de su contemporáneo Donatello.

Donatello, Verrocchio y muchos más artistas

Éste último tiene una sala íntegramente dedicada a algunas de sus obras maestras, tanto labradas en mármol como fundidas en bronce. Entre ellas destaca su escultura de San Jorge o sus diferentes representaciones de David, el héroe florentino por excelencia.

Pero hay otras esculturas y relieves de estilo renacentista de gran atractivo, como las que hicieron tanto Lorenzo Ghiberti como Filippo Brunelleschi y Luca della Robbia para intentar ganar el concurso de las puertas del Baptisterio. Y en otra sala se puede ver la producción de Verrocchio, quién fuera el gran maestro de Leonardo da Vinci.

Así se suceden las salas con obras maestras de la escultura florentina y sus grandes artífices del siglo XVI como Benvenuto Cellini o Giambologna, hasta llegar a las últimas estancias palaciegas dedicadas en la actualidad a artes menores como la orfebrería, la cerámica o el trabajo en marfil.

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Escrito por Armando Cerra