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Tomar gofres por las calles de Bruselas

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En el norte de Europa los horarios de las comidas y su distribución a lo largo del día son un tanto diferentes a como lo hacemos en los países más mediterráneos. Por ello, cuando se viaja a una ciudad como Bruselas es interesante saber ese ritmo de comidas, para no encontrarse con la desagradable sorpresa de entrar a algún restaurante para comer o cenar y nos digan que la cocina ya está cerrada.

El ritmo belga de las comidas

En Bélgica, lo más habitual es que las dos comidas fuertes sean el desayuno y la cena. El desayuno se hace bastante temprano, mientras que el horario de la cena suele darse en torno a las siete de la tarde. Así entre una y otra comida distribuyen varios momentos a lo largo del día para tomar un tentempié, incluido el almuerzo, que es una comida bastante ligera a base de un sándwich o una ensalada, que incluso muchas veces se la comen en la calle, caminando o sentados en algún parque, descansando así del trabajo.

Y luego hay otros dos tentempiés a lo largo del día, un café mañanero con una pasta y una pequeña merienda en las primeras horas de la tarde. Este es el momento más habitual para tomar un gofre.

¿Qué es un gofre?

Los gofres son uno de los productos más internacionales de la gastronomía belga. Y no son otra cosa que una masa de harina con huevo y leche, a la que se le añaden diferentes dulces como miel, chocolate o crema e incluso trozos de fruta para freírlo en una plancha por sus dos lados que le da el característico aspecto de rejilla. El resultado es muy sabroso y muy contundente, ya que su aporte calórico es elevado, pero bien merece la pena tomarse uno si se viaja a Bruselas.

Al turista que desee probarlo no le será difícil encontrar los establecimientos donde los sirven. Unos establecimientos que también pueden aparecer con la denominación flamenca del gofre, que no es otra que wafel.

Hay pastelerías que muestran sus escaparates repletos de gofres de todos los tamaños y colores debido a los ingredientes variados de fruta que les ponen. Pero lo más habitual es comprarlos en puestos callejeros, que los hacen al momento y le ponen la fruta o el dulce que el cliente solicite, y siempre a precios más económicos que en las pastelerías.

En definitiva, tomarse un gofre a media tarde mientras se pasea por las calles de Bruselas es un placer imprescindible para los viajeros, además es una buena forma de mimetizarse con la población local para pasar desapercibido.

photo credit: Breakfast at Keys via photopin (license)

Escrito por Armando Cerra

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