Posiblemente los restos del Templo de Zeus Olímpico, situado en una enorme explanada prácticamente unida al barrio de Plaka, sean los vestigios más impactantes que se puedan contemplar en Atenas. A primera vista puede darle la impresión al visitante de que se trata de una enorme ruina, en la que destacan unas esbeltas columnas aisladas. Eso es lo que el visitante no muy conocedor en el arte griego puede sentir al ver el yacimiento desde el exterior de la valla que lo rodea. Sin embargo, si se decide a pagar el ticket de entrada al recinto, comprobará el encanto histórico y estético del lugar.

Historia del Olimpeion

Este templo dedicado al dios Zeus Olímpico, también se conoce como el Olimpeion. En origen fue un edificio descomunal que alcanzaba los 180 metros de longitud por 40 de anchura. Y todo él se sustentaba en 104 esbeltas columnas de orden corintio. Teniendo en cuenta semejantes dimensiones, las toneladas de material empleado y los métodos constructivos empleados en la época es fácil adivinar que fue una obra cuyo desarrollo se dilató enormemente en el tiempo.

De hecho se inició allá por el siglo IV antes de Cristo, pero no se acabó íntegramente hasta la segunda centuria de nuestra Era. Un fin de obras debido al impulso que supuso el emperador romano Adriano, el cual , fascinado por la ciudad de Atenas, promovió diversas obras en la capital griega, sobre todo su famosa Biblioteca.

Siglos y siglos de trabajo, mucho dinero invertido y sin embargo tan solo un siglo después ,este templo ya era una ruina saqueada. Su abandono a partir de entonces fue total, y hasta prácticamente la actualidad, cuando tan sólo quedan en pie 15 columnas.

Las sensaciones del Olimpeion

Y sin embargo, el yacimiento sigue transmitiendo la sensación de elegancia con la que se concibió. A lo cual sin duda colabora el blanco intenso del mármol con el que fue construido, cuyo brillo contrasta enormemente con el césped verde que rodea actualmente el templo.

Al visitante una ruina como ésta es capaz de empequeñecerlo, porque las pocas columnas que se mantienen en pie sirven para admirarse de su enorme altura y el fino trabajo con el que se tallaron. Además se puede ver como se trata de columnas fragmentadas en partes, ya que trabajarlas en un solo bloque hubiera sido un verdadero problema. Por eso una de las imágenes emblemáticas del Olimpeion es una de las columnas derruidas, que fue derribada por un huracán y que permanece en horizontal como si la formaran piezas caídas de dominó.

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Escrito por Armando Cerra